Las últimas décadas del siglo XIX en Francia marcaron hitos determinantes en el desarrollo posterior de su política; el camino hacia la concreción democrática no sólo fue arduo, sino también muy criticado. El advenimiento de la Tercera República en 1870 se produjo a consecuencia de la derrota sufrida por el Segundo Imperio frente al ejército alemán en la Guerra Francoprusiana. Una vez asumido el poder, los republicanos, cuyo gobierno representaba en ese momento a la alta burguesía, no sólo debieron enfrentar la situación de derrota militar —que implicaba el pago de exorbitantes indemnizaciones de guerra y la pérdida del territorio de Alsacia y Lorena— sino también el de imponerse políticamente en Francia, tras el fracaso de la Comuna de París.